El gobierno de Obama está decidido a participar en la industria automovilística, en el sector bancario y en el área de los seguros médicos. Pero, antes de que esto suceda, sería importante recordar que los gobiernos son pésimos administradores de empresas. Tomemos por caso Medicare (el seguro médico de gestión pública), que se ha convertido en ejemplo de burocracia, ineficiencia y corrupción. Medicare ha llegado al punto de proveerles zapatos ortopédicos a personas que han perdido las piernas. Este caso no es una aberración sino que es un ejemplo típico de cómo los gobiernos administran las empresas.
Hay varias razones por las que los gobiernos son inherentemente malos administradores:
1. Los gobiernos están administrados no por hombres de negocios sino por políticos: los políticos sólo pueden tomar decisiones políticas, nunca económicas. Después de todo, están en el negocio de las reelecciones y, por tanto, siempre piensan a corto plazo. Lo que se ve bien ahora es más importante que las consecuencias a largo plazo.
2. Los políticos necesitan titulares: esto significa que siempre tienen que hacer algo aunque hacer algo no sea la mejor opción. El mercado siempre ha lidiado eficientemente tanto con los excesos como con las escaseces; pero dejar que el mercado funcione no genera titulares favorables.
3. Los gobiernos manejan el dinero de los demás: en cambio las corporaciones manejan su propio dinero. Una negociación laboral dentro de una corporación tiene que ver con dividir las riquezas creadas entre accionistas y trabajadores. Cada parte sabe que no puede propasarse pues pondría en peligro la gallina que pone los huevos de oro para todos. En cambio, cuando, por ejemplo, la junta de una escuela negocia el salario de los maestros, la gallina es el contribuyente.
4. El gobierno no tolera la competencia: el gobierno de Obama habla de crear una “opción pública” que compita rentablemente dentro del mercado de seguros médicos. Pero, ¿qué gobierno ha competido exitosamente frente a compañías privadas? No conocemos ni un caso.
5. Los negocios gubernamentales casi siempre son monopolios y, por tanto, no tienen competencia: sin embargo, la competencia es precisamente lo que hace que el capitalismo sea un sistema económico tan exitoso. La falta de competencia es lo que siempre ha condenado a muerte a las economías socialistas.
6. Las corporaciones exitosas están dirigidas por déspotas benevolentes: EL CEO de una corporación tiene el poder de gerenciar. Decide cuáles son las políticas de la compañía, organiza la estructura corporativa y destina los recursos como mejor le parece. La junta de directores no hace más que ratificar lo que haya decidido el CEO. Esto permite que las compañías actúen con rapidez. En cambio, el gobierno estadounidense está diseñado para ser ineficiente. El presidente no puede hacer mucho sin el permiso del Senado y de la cámara baja.
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