Mariana Lorenzo, directora del Centro Anáhuac de Estudios de la Mujer (CAEM), afirma que la etapa de la discusión ya está superada. “Es un hecho que la mujer participa y aporta una complementariedad y su propia visión de la empresa”, sostiene.
Para Kety Jáuregui, directora de la Maestría en Organización y Dirección de Personas de la Universidad ESAN, la mujer tiene una mayor capacidad de adaptarse a un entorno cambiante y exigente, debido a sus “características propias de mujer”. “También, por su mayor conciencia social, es más democrática, utiliza mucho la empatía, sabe delegar, es más abierta al diálogo y comprometida con su trabajo y equipo”, dice con seguridad. “Pero esto debe ir más allá del genero; pues son características personales que todo líder efectivo debe tener”.
Más allá de los estereotipos y las comparaciones con sus pares masculinos, Jáuregui asegura que las mujeres que ejercen posiciones de liderazgo dentro de las organizaciones saben que deben actuar, antes que todo, con una lógica corporativa. Si no, dice, no estarían donde están. Sus decisiones, como las de sus pares hombres, deben basarse en argumentos económicos y sociales. “No es que se decida por emoción y no por razón. Las mujeres líderes toman decisiones difíciles día a día”, recalca.
Jáuregui realizó junto a la subdirectora de pregrado de la misma universidad, Mariella Olivos, un estudio titulado “El éxito en el desarrollo de carrera de las ejecutivas peruanas”, para el que entrevistaron a numerosas ejecutivas del Perú en busca de las claves detrás de sus carreras. La investigación identificó a la inteligencia emocional, la comunicación y el liderazgo como los factores claves que empujan a las mujeres dentro de las empresas.
En el estudio, las académicas precisan que un factor importante en la carrera ejecutiva de la mujer es la inteligencia emocional, es decir, la facilidad que tiene para desarrollar relaciones positivas con sus subordinados y colegas, así como la adaptabilidad a la cultura y al trabajo en equipo. Igualmente, influye positivamente el potencial de la mujer para asumir riesgos y la actitud perseverante, tolerante y metódica, “virtudes propias del género femenino”.
Otro ámbito donde las mujeres parecen tener facilidades innatas es en la negociación, una habilidad necesaria para un gerente exitoso. El consultor en temas de género y familia Michael Gurian, señaló en Forbes que “si haces competir a mujeres y hombres en quién reconoce mejor los gestos faciales, las mujeres siempre lo hacen mejor. Y esa es una habilidad importantísima al momento de negociar”.
En su libro “Leadership and the Sexes: Using Gender Science to Create Success in Business“, que escribió junto a la experta en liderazgo Barbara Annis, Gurian relata el ejemplo de un equipo de vendedores formado por dos hombres y una mujer. Luego de una aparente exitosa presentación, los vendedores estaban seguros de haber convencido a los clientes. Pero su compañera les advirtió que no, porque había detectado cierta falta de información en la cara de los inversionistas. No le hicieron caso y perdieron un negocio de US$ 50 millones.
Estas características del liderazgo femenino también influyen a la hora de decir dónde trabajar. “La mayoría de mujeres están ubicadas en áreas consideradas típicamente femeninas, como recursos humanos, comunicaciones, marketing y contabilidad”, cuenta Jáuregui. Pero aclara que “estamos observando que poco a poco están colaborando en otras áreas tradicionalmente masculinas, como finanzas y operaciones, ocupando, además, puestos gerenciales”. ¿La razón? Muchas corporaciones europeas y estadounidenses han extendido hacia América Latina políticas y planes de carrera que incentivan la incorporación de más mujeres dentro de su organización.
En México, por ejemplo, El Instituto Panamericano de Alta Dirección de Empresa (IPADE Business School) lanzó su propio Centro de Investigación para la Mujer en la Alta Dirección, dirigido a empresarias y directivas.
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